La Ultima Noche (Aullidos, Lunas y Cometas)
Arropados con paliacates y zarapes, como espectros revolucionarios fortificados detrás de las trincheras, yacíamos alrededor del fuego, las llamas danzaban y las brasas crujían, algunas se despegaban del tártaro ardiente y ascendían bailoteando para convertirse en almas luminosas errantes en la tenebrosidad, siguiéndolas con la mirada, me di cuenta que el cielo estaba totalmente estrellado, la esencia de la noche se sentía diferente, nos dimos cuenta que el cañón no había despertado aún, apenas percibimos los revoloteos de Vampirin, tampoco el Búho se había presentado como nahual acechante.
Me tocaba la guardia, pero David y Piolín me acompañaban, tome una de las lanzas y me levanté, se me ocurrió salirme del halo de luz para hacer una ronda alrededor para asegurarme que efectivamente todo estuviera bien, muy dentro de mí sentía una inquietud por aquella aparente calma, después de haber tenido una noche anterior tan agitada.
Caminé alejándome del campamento, me dirigí hacia las tinajas más cercanas, deslumbrado por la luz del fuego, al principio todo me pareció oscuridad, desplazándome con cuidado llegue a la orilla de la tinaja más grande y al asomarme al cuerpo de agua me di cuenta que se reflejaban las estrellas, de repente algunas comenzaron a moverse, pensando serian satélites o aerolitos, miré al cielo, quede muy sorprendido con que claridad y cantidad se veían los astros, millones de estrellas tintineaban surcando el canal estelar que el cañón permitía visualizar, ante aquello sentí fortalecerme, sentirme inmune, intocable, el miedo, la duda, algún recelo, se caía de mi alma al suelo y se lo tragaba la oscuridad, me di cuenta que en el cielo no había cuerpos celestes en movimiento, baje la mirada y me di cuenta que alrededor revoloteaban cientos de luciérnagas, eran las que reflejaban movimiento en el espejo de agua, mire hacia el campamento para llamarles a David y Piolín, no se lo podían perder, y vi que venía David
– Salí a miar y te vi- me dijo cuando se acercó
-¿Ya viste we? – le pregunté todo azorado señalando las estrellas y luciérnagas que aparecían y desaparecían por doquier.
-Esto esta ¡chingon!- me dijo
inmediatamente le grito a Piolín, quien al escucharnos salió del campamento y efusivo se nos unió
-¿Qué pedo? ¿Ya vienen los coyotes? para empalar unos, dos-tres- dijo agitando su lanza
Nos dio risa, pero Deivit le dijo que observara, los tres quedamos en silencio, la Magia del Cañón y de la noche habían despertado, se fusionaron esta vez para darnos un espectáculo con una magia diferente, fraternal y nostálgica, yo me senté sobre una roca al ras del suelo, no dejaba de mirar las estrellas, duramos bastante tiempo ahí.
David brincó entre las rocas salientes que asomaban de entre el agua y se quedó parado en una justo en medio de toda la tinaja, fue aquí donde el cielo nos tenía una muy grata sorpresa, un designio celestial real, un augurio que todas las civilizaciones y devociones en la historia del mundo hubieran tomado como un parte aguas del destino, de las eras y de los tiempos, David miraba el cielo, cuando muy asombrado nos gritó señalando el horizonte, miramos con la misma tranquilidad que nos rodeaba y juntos sentimos alucinar, un cuerpo celeste destellaba muy por encima de las estrellas más brillantes, un gran hado y eso no era todo, dibujaba un halo que desparramaba magia y partía cual pincelada, la oscuridad del universo, aquello era gigante, majestuosamente eterno, nada de lo visto por mí en ocasiones anteriores se le comparaba, ni siquiera algún fenómeno cósmico captado por telescopios o por alguna cámara especial, el cometa a simple vista (fortalecido por toda la calma silenciosa y oscuridad que nos rodeaba) parecía que nos transitaba justo enfrente, tanto que parecía lo podíamos tocar, su gran cola heria toda penumbra y con eso, toda sensación de miedo, duda o inseguridad se reducía a cicatriz, esto era magia natural, algo indescriptible, no lo podíamos creer, el Hale-bopp surcaba los universos recopilando las leyendas que el cosmos pudiese tener y ahí estaba, justo enfrente de nosotros, registrando la nuestra, el cometa al igual que las estrellas y luciérnagas, se reflejó en el espejo de agua, vanidoso asemejaba a Luzbel, pero ni el ente sobrenatural se le comparaba aquella belleza, esto era obra de Dios, quien nos mostró estar con nosotros y nos demostró que El pincelea a diestra y paciencia nuestra vulnerabilidad, nos sentimos nada y aun así nos creímos todo, inmortales pero instantes, efímeros y distantes, pero presentes.
Como si fuera poco, todavía para perfeccionar tan venturosa experiencia, las estrellas comenzaron a caer, como lagrimas comenzaron a hender las mejillas del firmamento, pintando instantáneas estelas luminosas por doquier, como si fuesen fuegos artificiales, en honor al cruce del cometa, azorados sin dejar de mirar, se combinaba el vaho de nuestras respiraciones con los vestigios resplandecientes de los meteoritos, conmovidos, intentamos que todas y cada una de las estrellas fugaces se convirtieran en deseos, pero fueron tantas que nos rebasaron los anhelos, se equiparó a una lluvia donde por un santiamén quisimos huir para refugiarnos.
Entre Luciérnagas, estrellas y cometas nos pudo pasar la noche, así como la existencia entera, perdimos la noción del tiempo, nos sumamos a la paciencia que construye y destruye universos, pero el frio nos regresó, a lo lejos vimos nuestro fuego revolotear solitario y aunque fuese el más pequeño de todos los presentes, es el único que ofrecía cobijarnos del frescor.
Volvimos a nuestro hogar amparador con una sensación de benevolencia, pero la historia de la noche no acababa, la magia del cañón se manifestaba inquieta y poderosa, el sueño se nos había ido, estábamos platicando y hasta pensamos en preparar algo para cenar, pero solo fue gula, la discada nos había dejado muy satisfechos por lo que solo pusimos agua para el café.
El sueño me comenzó a ganar, mi guardia había terminado hace mucho, y ya estaba muy avanzada la de Piolín, a Deivit le tocaba cerrar, dormite un rato, la guardia alterno de Piolín a David, me levanté, David estaba alerta, Piolín estaba acostado pero seguía despierto, nos llamó mucho la atención la luz de la luna, salía desde el horizonte asomando su radiante blancura e inundo gran parte del cañón con sus rayos de plata, los paredones irradiados por la luz lunar, parecían fantasmagóricos gigantes, inmóviles y estupefactos ante la belleza de la luna, tan gitana y vanidosa, celosa de las estrellas, llegó para ocupar todo el espejo de agua, ríos de plata fluían ahora, las estrellas se achicaron y el cometa recibió sonriendo a la luna, definitivamente la oscuridad nunca más volvió a mermar nuestra valentía, todos los entes naturales se habían unido para colaborar y defender nuestra vulnerable coexistencia.
Una vez más el telón abrió dando espacio a una de las obras más majestuosas y únicas que he logrado percibir en mi existencia, la luna tuvo que ver, era la maestra de ceremonias de lo que venía por acontecer, el sonido de las brasas, acompañado por el cantar de los grillos fueron el preludio a una sinfonía clásica, Piolín inquieto se reincorporo de repente, una extraña afonía se hizo entre nosotros y lo que nos rodeaba, al mismo tiempo un aullido lejano irrumpía todas las barreras del silencio, eso nos dejó estupefactos, tardamos en asimilar lo que acabábamos de escuchar, nos miramos y preguntamos todos al mismo tiempo
– ¿escucharon? –
Nos quedamos alerta y a los segundos se volvió a escuchar todavía lejano, un aullido fluido y elegante, para nada comparado con el escandaloso barullo de los siniestros coyotes, este sonido era fuertemente sinfónico, cuando terminó, no lo podíamos creer, nos levantamos de nuestro lugar, cuando un aullido más cercano y fuerte contesto al llamado uniéndose a la melódica comunicación, intuitivamente sorprendidos tomamos las “lanzas” sin saber para qué, el aullido fue trascendentalmente continuo se notaba que le contestaba al otro en un dialogo que nunca habíamos escuchado y jamás podríamos comprender, nos rejuntamos como presas asustadizas acercándonos lo más posible al fuego, los aullidos aunque lejos, se escuchaban potentes, no estaban en la tierra, no estaban a nuestro nivel, el sonido invadía todo el cañón, parecía que las criaturas que los entonaban se encontraban en las alturas, en las cimas de los paredones fantasmagóricos, no terminábamos de asimilarlo, cuando un tercer aullido irrumpió con gran fuerza justo atrás de nosotros, ese aullar termino de inundar hasta los rincones más profundos del cañón e hizo que los ecos se reprodujeran simultáneamente como si fuesen fantasmas que huían despavoridos, ese cantar tan majestuoso nos invadió todo el cuerpo, desde los oídos hasta la espina dorsal, hizo que se nos erizara la piel, jamás habíamos escuchado algo así.
Lejos de asustarnos fue una sobredosis de emoción impresionante, para nada habían sido coyotes, los cuales gruñen, ladran y sueltan cobardes alaridos, estos habían sido verdaderos aullidos, con una sintonía de alta frecuencia permanentemente espectacular, una melodía que en un santiamén nos transportó a otros parajes, a un pasado donde las manadas gobernaban lo salvaje, a las épocas donde los lobos eran temidos y adorados, dueños de las llanuras, amos de los bosques y señores de las cumbres y montañas, su canto se me quedo impregnado en la parte más salvaje del corazón, se aceleraron los tambores de guerra, después nos asomó la luna, al verla tan plateada, sin entender comprendimos, que los lobos al verla le cantaban, cual hechizo por posicionarla en lo más alto de los cielos para que llenara de vigor su sangre, les pusiera a latir el corazón al ritmo de sus vahos y andares, es aquí donde me permito parafrasear una parte de uno los poemas del “Canto de Vampiros” uno de mis libros favoritos, de uno de mis escritores favoritos, el C. Elko Omar Vázquez Erosa:
“…solo la lluvia puede volver de jabón tus ladrillos, por que llevamos lobos en la sangre y deseamos llorar la luna, por que la naturaleza conserva la voz que le presta el trueno, queremos sobrecogernos de miedo silvestre y deseamos volver a los arboles y vigilar las fauces de los leones…”
Fuimos Lobos, fuimos tribu, ahora somos humanos en una cadena ya en decadencia, pero el augurio lo trazan los cielos y el destino ya esta escrito en las estrellas, los lobos callaron, la noche quedo apacible, las luciérnagas desaparecieron y las inmortales estrellas tintinearon nostálgicas, una noche con cocktails de magia se había desparramado por todo el firmamento, y aunque la noche efímera, fue aquí, donde luciérnagas, cometas y aullares de lobos nos tatuaron para siempre, los grillos volvieron a sus violines, las brasas tronaron y los sueños se cumplieron, al fin nos quedamos dormidos.
Pegándole a los datos científicos
Después de tan emotiva experiencia, volvimos a la realidad, aquellas sensaciones definitivamente se quedaron para siempre, y de tal manera lo expresamos con los demás amigos y familiares, que fue cuestión de meses para que nos organizáramos para visitar de nueva cuenta, para pasar todavía (aunque muy distintas) más aventuras que se describen en el libro de Memorias de una tierra brava.
Con el pasar de los años, me di cuenta que lo que habíamos vivido sonaba muy fantástico, de hecho, nunca nadie nos creyó, mucha gente supo y también vio el Cometa, el cual fue descubierto el 23 de Julio de 1995 por el astrónomo profesional Alan Hale, el cual buscaba sistemáticamente cometas cuando vio el brillo cerca de la agrupación globular M70 en la constelación de sagitario, por otro lado pero al mismo tiempo, el Astrónomo Amateur Thomas Bopp se da cuenta del cuerpo estelar, por el cual surge su nombre científico oficial, Cometa “Halle-Boop” (muchas personas lo confundieron con el Halley, pero ese ya había pasado en 1986)
Se creo la expectativa de que el cometa se ostentaría muy brillante por lo que de manera extraoficial fue llamado “el gran cometa de 1997” (y sí que lo fue) aunque por el tiempo era algo difícil de predecir, pero al pasar por su perihelio los días 1, 2 y 3 de abril (justo la fecha en la que acampábamos) el cometa de las dos colas, rompió todas las expectativas siendo espectacular, durante algún tiempo brilló mas que cualquier estrella, el cometa era visible aun en el crepúsculo del atardecer y amanecer, resultando visible a simple vista, durando su avistamiento y seguimiento científico por un año y medio aproximadamente .
Se calculo que el cometa tenía miles de años que no pasaba por nuestro sistema solar, el Halle-bopp fue categorizado como un “cometa no periódico” es decir, para que vuelva a entrar a nuestro sistema solar, podría durar miles de años, y ser visible de nueva cuenta por este planeta llamado tierra, tal vez seria nunca, así que irrefutablemente, avistar y atestiguar su trayecto fue un privilegio milenario y extraordinario.
Para unos un fenómeno que atrajo conocimientos científicos, para otros como nosotros, un presagio de marcarnos un magnánimo destino, y para algunos, un final triste y vacío, basados en creencias supersticiosas que terminan en tragedia, como la secta estadounidense Heaven’s Gate, lidereada por Marshall Applewhite y su pareja Bonnie Nettles (la cual había fallecido tiempo antes)
Marshall alucinado e influenciado por los fenómenos ovnis, se atribuyó (a raíz de un efecto espacial de una fotografía) descubrir, que Nettles viajaba a bordo de una nave espacial que remolcaba el cometa, y que la expareja planeaba encontrarse con ellos.
En el rancho “Santa Fe” de California convenció a casi 40 de sus seguidores fanáticos de que la muerte inducida sería el conducto interestelar para poder acceder a la nave y así llegar juntos a un destino empíreo, resultando en uno de los suicidios masivos mas grande en la historia de Estados Unidos.
Definitivamente el cometa fue un gran suceso y aunque después del campamento lo vimos varias veces, no se compara ninguna, ni todas juntas, a la experiencia que tuvimos en el Cañón del Águila, haciendo el honor al lugar de “Bella Vista”.
Lo del cometa fue fácil verificarlo, no se necesita de mucho esfuerzo o trabajo adquirir las evidencias científicas y tangibles, pero había una cosa mas que nunca nadie nos creyó, (incluso nosotros mismos llegamos a dudar) y eso fue el escuchar a los lobos
Con los lobos, lejos de intentar convencer a los demás, quise convencerme a mi mismo de que lo que había escuchado habían sido Canis Lupus y no otro animal, tenia la certeza personal de que nunca había escuchado algo así, tan fuerte y poderoso, y que coyotes o perros ferales que pudiese haber por la zona no habían sido, el aullar había sido estrepitosamente muy diferente, pero eso no me era suficiente, por lo que me avoque a estudiar por mi cuenta en las fuentes que tuviera al alcance, a cualquier mamífero perteneciente a la familia Canidae y sus sonidos, afortunadamente hay mucho en internet.
El Lobo Mexicano (Canis Lupus Baileyi) es nativo de la zona del desierto Chihuahuense (que abarca varios estados del norte de México y del Sur de los Estados Unidos, en esta zona (Chihuahua) los últimos avistamientos de Lobos fueron en la década de los 70ts del siglo 20, ya que fue cazado y casi erradicado por rancheros, ganaderos y ejidatarios por muchas décadas, argumentando representar un peligro para el ganado y las personas, por lo que oficialmente, hubiese sido casi imposible que para finales de la década de los noventas, pudiesen existir manadas o lobos en la zona, sin embargo este dato no me desanimó ya que investigando un poco más, escuché, analice y escudriñe gruñidos, bufidos, ladridos, aullares de la mayoría de los canidos y concluyentemente todo me apuntaba a que lo que habíamos escuchado habían sido lobos.
Tiempo después, en un foro de la facultad de Zootecnia donde había biólogos de vida silvestre, veterinarios y ecologistas referí la experiencia, donde algunos confirmaron que efectivamente y justo para los años de 1996 y 1997 había existido un proyecto de reinserción del lobo Mexicano en territorio nacional, justo en la sierra del rancho “experimental la campana” (cordillera que abarca el cañón y lares de Bellavista) optimistas y sorprendidos, me mostraron evidencias y algunos estudios de haber soltado especies del Canis Lupus Baileyi, para generar y lograr la reproducción sin cautiverio, y retornar a su territorio a dicha especie.
Algunos comentaron que habíamos sido realmente afortunados por haber sido testigos sensoriales de aquel proyecto, y de saber que los lobos, bien se habían adaptado a su viejo territorio, lamentablemente por algunas negligencias, desconocimiento de medidas preventivas y falta de presupuesto, el proyecto fracasó pocos años después, al estilo antiguo e ignorante, los especímenes, aunque estaban monitoreados, fueron cazados furtivamente, presuntamente por rancheros e ejidatarios que argumentaron tener desconocimiento del proyecto y que se habían asustado al ver que sus animales amanecían comidos, sus pieles terminaron siendo vendidas y adornando la casa de algún mortal interesado.
Para mi todo esto fue evidencia tangible y suficiente, y tal vez con el paso de los años, salgan nuevas evidencias que sigan respaldando y reconfirmando aquello que sensorialmente presenciamos.
Me encantó, muchas felicidades y gracias por compartir tus aventuras y esperiencias tan espléndidas con nosotros. Chihuahua es un estado que no todos conocemos tan bien como tú y es muy grato poder conocer por medio de tu escrito (vida real)